No soy feminista, pero……

31 Jul

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Toril Moi, “«Yo no soy feminista, pero…»: Cómo «feminismo»
 se convirtió en la palabra impronunciable”, La Habana: Criterios, no 10, 1 septiembre 2011. 136-146.

 Mónica Guadalupe Hernández Mendoza

Letras Hispánicas

Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, UdeG.

Becaria del programa Verano de Investigación Científica, 2015.

 

Toril Moi, en su artículo “«Yo no soy feminista, pero…»: Cómo «feminismo»
se convirtió en la palabra impronunciable”, reflexiona acerca de la crisis actual del feminismo, cuyo entramado conceptual estereotipado ha provocado que muchas mujeres jóvenes que comparten los ideales de este movimiento social, eviten a toda costa llamarse a sí mismas “feministas”. Moril afirma que la teoría feminista carga una gran problemática que no sólo le concierne a ella, sino a toda la doxa postestructuralista, pues “El paradigma postestructuralista está agotado”. Es por ello, asegura, que “los teóricos (…) necesitan repensar sus supuestos más fundamentales sobre el lenguaje y el significado, la relación entre lenguaje y poder, lenguaje y comunidad humana, el cuerpo y el alma (…)”.

            La autora nos dice que la teoría feminista es parte del feminismo como movimiento social, el cual, desde mediados de los años 90, sufrió una campaña mediática con motivos de satanización por parte de grupos conservadores, quienes popularizaron el término “feminazi” y desasociaron al feminismo de su intención principal, que era la igualdad en derechos, y, en cambio, se dedicaron a presentar a sus simpatizantes como extremistas llenas de odio, quienes tenían como finalidad defender el holocausto moderno: el aborto.

            Las ideas falsas que estos conservadores lograron difundir se extendieron hasta los grupos liberales, incluso algunas feministas y exfeministas, asegura Moril, las utilizaron como blanco de paja con motivo de “reformar” el feminismo con su fragmentación, partiendo del propio ataque al movimiento social, aunque en realidad recurrían a sus supuestos fundamentales y los promovían como novedosos.

            Como resultado de la empresa promovida a base de estereotipos, el feminismo es concebido actualmente como un grupo marginal, aislado de la sociedad femenina general. Según la autora, ésta es una creencia que a la teoría feminista no le ha interesado reivindicar aunque, considera, le corresponde hacerlo, ya que es una necesidad acercar la teoría a la vida cotidiana de las mujeres que no tienen a qué recurrir ante sus problemáticas personales y sociales, pues, como ella misma afirma: “Si el feminismo ha de tener un futuro, la teoría feminista —el pensamiento feminista, la escritura feminista— debe ser capaz de mostrar que el feminismo tiene cosas sabias y útiles que decirles a las mujeres que luchan por salir adelante con los problemas cotidianos”.

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